No es aislada ni casual la vinculación con la música del escritor chiclanero Antonio García Gutiérrez, uno de los ejemplos señeros del romanticismo español. Su producción de canciones y zarzuelas junto al compositor Emilio Arrieta y el hecho de que Giuseppe Verdi eligiera dos de sus obras: El trovador y Simón Bocanegra para sendas óperas emblemáticas le convierten en un indudable referente de la vinculación entre literatura, teatro y música.
“Nacidos en 1813, con pocos días y muchos kilómetros de diferencia, uno en Busseto y otro en Chiclana de la Frontera, los destinos del músico Giuseppe Verdi y del dramaturgo Antonio García Gutiérrez no solo llegarían a cruzarse en un momento crucial de sus respectivas vidas, sino que el éxito del uno dependió en gran parte del triunfo del otro. Naturalmente, el compositor italiano jugaba con ventaja al detenerse en el chiclanero para componer Il trovatore y Simon Boccanegra, dos óperas de 1853 y 1857 respectivamente, basadas en los homónimos dramas románticos de García Gutiérrez que habían sido estrenados en el Madrid de 1836 y 1843”, escribe José Ramón Ripoll.
El trovador (Il trovatore en italiano) es una ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Salvatore Cammarano, basada en la obra de teatro del mismo nombre, El trovador (1836). Sin embargo, Cammanaro murió meses antes del estreno y el propio Verdi realizó algunas modificaciones sobre su primera versión, ayudado por el joven libretista Leone Emanuele Bardare. Así, adquiere mayor relevancia y presencia el personaje de Leonora que, junto con el de Azucena, la gitana, forman parte del núcleo protagonista. Si Azucena se revela como el personaje más original del conjunto, doña Leonor de Sesé, o Leonora, se antoja como un símbolo del amor romántico, fiel hasta la muerte a su amado Manrique.
Estrenada el 19 de enero de 1853 en el Teatro Apollo de Roma, Il trovatore forma junto con Rigoletto y La traviata, la trilogía popular operística que compuso Verdi a mediados de su carrera. Hay diferencias entre la versión operística y la tragedia original de García Gutiérrez, desde su propia concepción, teatral o musical, según los casos. La trama argumental transcurre, en el caso de Verdi, entre Vizcaya y Aragón durante la revuelta de Jaime de Urgel, a principios del siglo XV, contra Fernando de Antequera, a raíz del resultado del Compromiso de Caspe. En la obra de García Gutiérrez, toda la acción sucede con posterioridad a dicho conflicto. Por otra parte, Cammarano y Bardare redujeron a cuatro actos los cinco del original, eliminando también a algunos personajes como Don Guillén y Don Lope de Urrea, hermano y padre, respectivamente, de Leonora, así como varios secundarios cuyo papel se concentra en un criado, Ferrando, que en la obra original se llamaba Gimeno. A pesar de todo ello, la adaptación es bastante fiel en su espíritu y argumento.
Verdi escogió otra obra de García Gutiérrez, Simón Bocanegra, aparecida en 1843 y que, años más tarde, con la colaboración de Francesco María Piave, Giuseppe Montanelli y Arrigo Boito, estrenará con gran éxito.
Con Emilio Arrieta, García Gutiérrez firmaría zarzuelas muy populares en su tiempo: Los alcaldes de Valladolid, La vuelta del Corsario, La mujer valerosa, El grumete, La espada de Bernardo, Azon Visconti, El robo de las sabinas, Dos coronas, El duende en palacio, Galán de noche, Cegar para ver, El capitán negrero, La taberna de Londres, Jonás Segundo, Un día de Reinado y su célebre La Cacería real. Con Arrieta compuso el himno ¡Abajo los Borbones!, que se convertiría en la banda sonora de la Revolución de 1868, también llamada ‘La Gloriosa’.