El escritor Fernando Quiñones (Chiclana de la Frontera, Cádiz, 2 de marzo de 1930 – 17 de noviembre de 1998) mantuvo una larga relación con la música, especialmente con el flamenco, pero también con otras disciplinas como la canción de autor o la ópera.
En este último ámbito, llegó a realizar una versión en español, junto a José Ramón Ripoll, de la célebre Carmen, de Georges Bizet, sobre la novela original de Prosper Merimée. Dirigida por José Tamayo, con la participación del ballet español de Paco Alba y la dirección musical de Jorge Rubio, se estrenó en junio de 1981 en la plaza de toros de La Maestranza de Sevilla. Las voces fueron asumidas por Pedro Lavirgen, Vicente Sardinero, Josefina Arregui, Stella Silva y Mari Carmen Ramírez.
Sin embargo, su ámbito creativo, divulgativo e investigador se centró en el flamenco, con un libro canónico al respecto: De Cádiz y sus cantes, la primera recopilación de artistas gaditanos, un prontuario que ha servido de base para investigaciones posteriores. Sus conferencias respecto a esta disciplina, a veces acompañado a la guitarra por el también escritor Félix Grande, recorrieron el mundo bajo el reclamo de “Pequeña gran historia del flamenco”, en la que se afrontaba la memoria del cante, del toque y del baile con diapositivas y un lenguaje directo en el que no faltaban máximas certeras y jocosas, como que “el flamenco es una ensaladilla rusa en la que los gitanos son la mayonesa”.
Fernando Quiñones presentó también un programa histórico en la segunda cadena de TVE: Flamenco. Constaba de 126 capítulos en dos etapas distintas entre 1974 y 1980, por los que pasaron las primeras figuras de la época de “ayer y hoy del flamenco”, asesorado por Miguel Espín y con la realización de Juan Mediavilla. Con él obtuvo el Premio Nacional al mejor programa musical de TVE y el Premio de la Cátedra de Flamencología de Jerez.
Al socaire del proceso autonómico en torno al referéndum autonómico de Andalucía, en 1980, Quiñones escribió y dio forma a Andalucía en pie, una propuesta escénica flamenca dirigida por José Tamayo, con música de José Torregrosa y Juan Antonio Castañeda, y con un reparto encabezado por Rocío Jurado.
Sus letras flamencas, recopiladas en un libro publicado por Torre Tavira, fueron interpretadas por numerosos cantaores, pero muy especialmente por Carmen de la Jara, que centró en las mismas su disco Arco del Pay Pay.
La presencia de la música es constante en su poesía o en su narrativa, donde no solo tiene cabida el flamenco, sino también la copla, la lírica, el tango, el jazz o la música arabigo-andalusí, entre otras armonías. Otra ligazón importante de Quiñones con el ámbito musical se canalizó a través del festival cinematográfico de Alcances, que dirigiera en Cádiz a caballo entre los 60 y los 70 y que, durante el tardofranquismo y los primeros años de la transición, se abrió a otros aspectos artísticos, incluyendo la pintura o recitales como los que brindarían en su programa cantautores emergentes como Chicho Sánchez Ferlosio, Joaquín Sabina, Javier Krahe o Teresa Cano.
La música formó parte esencial de la vida y de la obra de Fernando Quiñones, como el chiclanero Fernando Quiñones, en gran medida, formó parte de la música.